domingo, 21 de octubre de 2012

Las increíbles playas de Sevilla




Ya hacía tres angostos meses desde que encontró aquel manantial de agua, tiempo durante el cual había conseguido borrar todo su interior. No echaba de menos a su familia, y tampoco a sus amigos. Se había olvidado, por fin completamente de ella. Sabía que todo esto se le había ido de las manos, que moriría tarde o temprano. El manantial se secaría, llegaría el invierno o quizá le encontrase esa bestia a la que oía rugir todas las noches. Mal plan el de perderse en el bosque para lavar su mente.
Tan solo unos arbustos con bayas color frambuesa (de sabor mucho más amargo que las frambuesas) le mantenían con vida. No se había cruzado con ningún animal salvaje desde aquella pobre liebre desorientada que se cruzó la primera semana de su desastrosa aventura. Suerte que las bayas no eran venenosas.
Cualquiera en este momento podría pensar "bueno, pues ha cumplido su objetivo."

Pues allí yacía, en su saco de dormir (el único equipaje que le quedaba), bajo aquel frondoso y robusto árbol, resguardándose de aquella lluvia torrencial que anegaba aquella zona, ahora pantanosa. Fue entonces cuando el cielo se iluminó gracias un fogonazo blanco y un ruido ensordecedor pareció quebrar los tímpanos de nuestro protagonista. Entonces aquel rayo prendió un tronco caído al otro lado del manantial. Sus pupilas se dilataron.

Una sonrisa tan cálida como el fuego, una melena tan negra como el carbón, con una simpatía que abarcaba todos los poros de su piel, una inocencia más clara que los mares de la Luna y una risa que se grababa en la mente como la melodía que desprende una gota de agua al saltar desde una cascada.

"Que te abrace y que luego no sepas cómo deshacerte del resto del mundo..."


miércoles, 17 de octubre de 2012

Dos gotas de agua


-¡Treinta grados a estribor!- desgarró el cielo el capitán- ¡Me ha parecido ver un banco de peces cerca de la superficie!

Diecisiete meses. Diecisiete interminables meses desde que despertaron en aquel mar, piscina o lago. Diecisiete meses desde que cada uno de aquellos marineros, ahora piratas, descubrieron que estaban atrapados, en una extensión de agua que parecía no tener fin.
Pobres, diecisiete meses buscando algún signo de vida, un puerto donde arribar, otra embarcación a la que preguntar, alguna señal que les desvelase que no se trataba de un sueño, que era alguna broma pesada de algún psicópata aburrido. Sin embargo allí seguían, ayudándose del soplar del viento y defendiéndose del rugir de las olas. Siguiendo una dieta basada en pescado crudo y aprovechando las escasas lluvias para rellenar sus reservas de agua.
El sol parecía parpadear. Se notaban segundos de máxima intensidad, en los que los ojos de todos los tripulantes del barco pedían cobijo, y otros momentos en los que había que andar a tientas ya que, sin ser de noche, el sol tan solo era un punto inerte en el cielo.
Caía la noche y mientras la cubierta de la nave se vaciaba, tan solo se apreciaba la figura de una chica, inmóvil, mirando a lo que por primera vez, alguien consideraba infinito. Y fue entonces cuando, mientras el horizonte la hipnotizaba con falsas promesas, la Luna soltó una carcajada y algo se reflejó en el cielo.

Atrapados, perdidos en un océano encerrado en dos esferas de cristal aguamarina. Unas aguas infinitas, las más bellas, profundas, enigmáticas e inesperadas que Penélope había visto en su corta e insípida vida.

"Parado frente al mar, mientras el mundo gira..." Extremoduro

sábado, 1 de septiembre de 2012

Mi tímida impaciencia

Y tras ello, se tumbó en aquella mustia cama, deshecha,  sucia y mugrienta. Olvidó el cansancio, la deshidratación, el hambre. Aquella voz fue como un sueño reparador, un lago entero de agua limpia y clara, un banquete de las mayores delicias gastronómicas de cada continente. Una voz más dulce que todo el algodón de azúcar del mundo junto, que tan solo retumbaba en su cabeza... Un rayo de luz en aquella aventura suicida en la que se enfrascó tres meses atrás...
Se levantó, decidido a terminar con esto, abrió la puerta y confiado, comenzó a andar, batallando con aquella tormenta de arena que azotaba aquella noche el desierto. Tenía que volver, encontrar a la propietaria de aquella voz, y besar los labios que dibujaban aquellas palabras...
 

domingo, 3 de junio de 2012

Still waiting

Mi mente me pide soltar pensamientos, fibras de hilo plateado surgen de mi cabeza. Pero no existen los pensaderos.
Debería escribirlo, sería una manera de soltarlos, pero quedarían aquí plasmados y recordaría que una vez habitaron mi cabeza.
¿La solución? Dejar que se evaporen. Con luz y calor. Luz y calor.



"Sucking too hard on your lollipop oh, love's gonna get you down..." Mika

jueves, 24 de mayo de 2012

A quemarropa

Y en su subir y bajar por las dunas tan solo iluminadas por un travieso rayo de Luna que escapaba del abrazo que una perdida nube ofrecía, encontró una cabaña, sucia, vieja, descuidada. "No veo por qué no" pensó "voy a morir igualmente". Trató de descender despacio, con pies de plomo, inútilmente.
Cuando paró de rodar arenas abajo y se hubo sacudido la inmensa maraña de rizos azabaches que poblaban su cabeza, alzó la mirada y sintió algo familiar, a la vez que extraño, que se filtraba a través de los resquicios que dejaban las podridas tablas de madera que mantenían aquella cabaña en pie. "Está bien", se dijo, "no tengo nada que perder". Y entonces, entró.
Una vocecilla resonó en su cabeza, la voz más dulce que jamás había escuchado. Había encontrado lo único que podía devolverle la esperanza.


"When the heart of this star-crossed voyager, beats in time with yours..."  Can you feel the love tonight? Elton John

sábado, 5 de mayo de 2012

Grrr

Imposible. Con la fuerza del trueno. No hay manera. ¿Y si fuese cegador, diese media vuelta, y bucease en el aire? No puedo. Un rumor de viento a favor plateado acrecenta mi optimismo. Sin embargo, una ruidosa tempestad furiosa me corta el camino. Quehaceres, confusión.

Espera, déjame procesarlo.

"Y así avanzaba, enseñando aquella dolorida sonrisa a cada grano de arena del desierto, mientras trataba de dar caza a aquel huidizo sol que se escondía tras la línea del horizonte."

lunes, 19 de marzo de 2012

Ignorancia


La belleza de una línea curva. Un pestañeo huidizo.
Presión. Ahoga.
El cuerpo en manos de la persona equivocada.
Oprime. Necesito aire.
Una risa sincera, corta y alegre. Una mirada color pardo profundo.
Tiene que soltarme. Es imposible.


"Para que soñar con ser algo más si mañana no me voy a acordar del dulce sabor de nuestro sudor ni tú de mi nombre..."  Ramón Melendi Espina

domingo, 8 de enero de 2012

Que quiero oír el mar



Las olas perfuman el ambiente. El sol ríe, cuando las esquivas nubes se lo permiten. Se despide. La brisa canta, entona una melodía suave, sin ritmo. La arena vuela, se desliza de un lado a otro, llevando consigo sentimientos, pensamientos, emociones. El agua esconde una Luna plateada, tímida y enamorada, aunque ilumina las intensas flores que se asoman entre emoción y emoción.
Hay algo que chirría, que no va bien, que no encaja. Se oye, como en un sueño, la burla de un delfín travieso. No es eso. Las gaviotas se aprovechan de peces despistados que pasean demasiado cerca de la superficie. Sigue faltando algo. Nieblas quejumbrosas parecen sollozar un poco más adentro con almas heridas de un amor traicionero. Ya está.
No juega, no susurra, no habla. Está triste, llora. Necesita ayuda.

Sonríe, por favor, que quiero oír el mar.

viernes, 6 de enero de 2012

Y los lotos te van a perfumar


Hacia arriba, hacia abajo. Izquierda, derecha, en diagonal. Desde que 2012 empezó,o en concreto Navidad, mi corazón no para de retorcerse. Parón deportivo, insípida visita al país vecino y desconocimiento total de cómo atar a una joya. Eso sí, la primera semana del supuestamente último año de la historia la he compartido con las personas más maravillosas del mundo. Gracias.