domingo, 18 de diciembre de 2011

Alnilam

Y allí estábamos, en un paraíso desierto, donde ambos nos veíamos a tientas. Y hablábamos, reíamos, nos mirábamos y periódicamente me deslumbraba el brillo de un cristal esquivo, fugaz, mientras que buscábamos la hebilla del cinturón de Orión en esa esfera aparentemente fija que se eregía sobre nosotros. Dulce, brillante, alucinante. ¿Te lo has pasado bien?

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